Recientemente, encontramos un sermón del pastor David Gates, presidente de Red ADVenir Internacional y Gospel Ministries International, que nos sorprendió bastante. Se titula “A las puertas” y fue grabado en inglés y español, incluyendo una sesión de preguntas y respuestas (también en inglés y español). Nos llamó la atención en parte porque fue publicado alrededor de Yom Kippur, y por el contenido, que es sobre las razones por las que ahora él espera que la Ley Dominical llegue en la primavera de 2019.
Él llega a esa conclusión al reconocer la importancia de la visita del papa a los Estados Unidos, a partir del 22/23 de septiembre de 2015, que él cree (al igual que el resto del mundo) era Yom Kippur, ya que él no sigue el verdadero calendario. Por supuesto, esto no es un factor decisivo, ya que el verdadero Yom Kippur fue sólo dos días después, cuando el papa se dirigió a las naciones reunidas en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El pastor Gates también incluyó un par de enlaces a una reciente serie televisada por el pastor de la Conferencia ASD, Arthur Branner, quien llega al mismo marco de tiempo a través de un estudio de las líneas de tiempo de Daniel, y quien ha examinado directamente las citas de fijación de fechas de Elena G. de White en un folleto independiente que él distribuye.
Al principio pensamos: “¡Guau, los adventistas influyentes por fin empiezan a predicar un mensaje de tiempo! Imaginamos la posibilidad de hacer contacto con ellos y ayudarles a ver las pocas correcciones que se necesitan para encontrar toda la verdad. Puesto que ahora están estudiando el tiempo de una manera cuantitativa y calculable, han sobrepasado uno de los mayores obstáculos con los que los adventistas se han quedado atascados.
Mientras escribo esto, ese sermón del Pastor Gates ha sido visto más de 100.000 veces entre ambos idiomas. Este es el tipo de influencia que estas verdades necesitaban hace casi una década, cuando el hermano John comenzó a seguir las mismas líneas de pensamiento. Si él hubiera tenido en ese tiempo, ese tipo de apoyo de pastores influyentes y experimentados, el Fuerte Clamor podría haber sonado a tiempo para los adventistas y a través de ellos para todo el mundo para beneficiarse de éste. La iglesia podría incluso haber sido conducida al arrepentimiento y haberse salvado de su naufragio. ¿Entienden por qué Elena G. de White dijo que tales pastores no escaparían de la ira de Dios, sino que su sufrimiento sería diez veces mayor que el de su pueblo? Sin embargo, honestamente parece que el castigo aún queda corto para el crimen.
Lean esta cita de uno de los primeros artículos publicados por el hermano John, titulado ¡Iceberg a la vista! Estas líneas siguen un sueño citado de Elena G. de White, donde ella vio un barco que chocó contra un iceberg, sobreviviendo al encuentro sólo al hacerle frente (énfasis añadido):
Primero, me gustaría que ustedes noten que ella “envió los testimonios acerca de los esfuerzos del enemigo”. Muchos adventistas defienden que no es nuestra tarea el observar lo que el enemigo hace. Pero yo estoy de acuerdo con Elena G. de White que de hecho es también (!) necesario “predecir icebergs” en las vías de navegación. Y el más gigantesco iceberg que nos espera es probablemente la Ley Dominical Nacional en los Estados Unidos, porque entonces nosotros sabríamos que nuestro tiempo de preparación llegará a su fin. ¿No sería bueno para nosotros “espiar” rápidamente ese iceberg un poco más temprano para recuperar ahora el tiempo que hemos perdido?
Segundo, estoy de acuerdo con Elena G. de White que no hay ninguna manera de evitar el iceberg. Esto llevaría – como en el caso del Titanic – solamente a la destrucción del barco (de la iglesia) y causaría su hundimiento. ¡Los compromisos con esos poderes son imposibles! ¡La única oportunidad es, ir delante a toda marcha hacia el iceberg! Y yo intento hacer esto con este sitio web tanto como mis pequeños fondos me lo permitan. Yo divisé la Ley Dominical, y otro “iceberg”, la llegada del falso Cristo, desde el puesto de vigía y ahora hago sonar la campana y toco la trompeta, que nosotros podamos dar todo vapor a las máquinas y hacer frente directamente contra los obstáculos.
¿O ya hemos chocado con un iceberg sin darnos cuenta y nuestro “Titanic” se rasgó de proa a popa y está a punto de hundirse en el silencio eterno del mar, y nosotros teníamos demasiada confianza en los diseñadores y pensábamos que nos encontrábamos en una nave insumergible? Esto sería un terrible descubrimiento e indicaría que nosotros tendríamos que abandonar la nave mientras aún quede espacio en los pocos botes salvavidas pues ni siquiera en los del Titanic había suficiente espacio para todos los pasajeros.
Esto fue publicado a principios de enero de 2010, pero las palabras eran proféticas de lo que le iba a suceder a la iglesia. De hecho, la iglesia no se enfrentó al iceberg de frente, sino que trató de eludir el tema con engaños en la sesión de la Conferencia General de 2015. Al igual que el Titanic, pocos escaparon a tiempo del barco que se hundía, pues quedaron embelesados con la banda contratada que tocaba, en este caso, “Alcancé salvación”, en un esfuerzo por convencer a los miembros de la iglesia en contra de las evidencias.
Si realmente la iglesia hubiera alcanzado la salvación, no habría ignorado las campanas de alarma y el sonar de la trompeta, ¡sólo porque no vinieron a través de figuras como David Gates o de otros similares! Cuando John Scotram detectó por primera vez la Ley Dominical, se enfrentó con el rechazo o la condescendencia de “esperemos y veamos (si esta persona sin renombre está en lo correcto)", pero cuando David Gates se percata de la Ley Dominical, ¡todos los adventistas escuchan alarmados! Desafortunadamente, aun así, todavía confían en el “barco insumergible” que se hunde y por lo tanto no ven el bote salvavidas celestial.
Sin embargo, al escuchar los sermones, comenzamos a ver cómo predican con una motivación errónea que es contraria a lo que nuestro ministerio representa. Andrew Henriques expresó bien en muchos sermones lo que lo motiva, ya que lamentablemente a menudo dice: “Quiero ser salvo, ¿tú, no?”. Tales expresiones provienen de una motivación egoísta. Su propio deseo de ser salvos conduce a estos pastores a hacer buenas obras, estudiar, predicar, etc. Apelan al egoísmo de su audiencia para conseguir su propia salvación, en lugar de estar motivados por el amor abnegado que se preocupa de que se proclame la verdad para que el nombre del Padre pueda ser vindicado, sin importar el costo para ellos mismos.
Que quede claro, ya sea que nosotros, como Adventistas del Gran Sábado, seamos o no honrados con la vida eterna, estamos comprometidos a servir al Señor y a guardar Sus mandamientos, para que el nombre del Padre pueda ser reivindicado en el conflicto de los siglos. La corona de la vida que Jesús pone sobre nuestra cabeza, la ponemos con gratitud a Sus pies, simplemente porque amamos a Aquel que nos amó primero, y Su Ley está escrita en nuestros corazones. Estamos contentos de ser eternamente borrados de la existencia si eso es necesario para que la causa de Dios tenga éxito.
Por lo tanto, no pudimos evitar reconocer que estos pastores se han declarado a sí mismos como las vírgenes insensatas, y no como las prudentes,[1] como brevemente consideramos que podría haber sido el caso. El Clamor de Medianoche ha sido emitido por el cuarto ángel durante años, pero el orgullo impidió que la gente recibiera la Lluvia Tardía, porque (tal como fue en 1888) no vino a través de predicadores de renombre, así que no tenían aceite en sus lámparas. Al no tener su recarga de aceite de la Ley de Sodomía, trataron de ir a comprar más aceite de la Ley Dominical. Ahora, a esta hora tan tardía, regresan apresuradamente, aún sin aceite, teniendo sólo algunos elementos rudimentarios del mensaje que Dios quiso darles, pero pronto aprenderán que la puerta está cerrada. Habrá lloro y crujir de dientes.[2]
Justo después de que comenzó la segunda plaga, me puse nuevamente en contacto personalmente con el pastor adventista de la Reforma, Andrew Henriquez del ministerio Salvado para servir (Saved to Serve), invitándolo a considerar la sección sobre la Ley Dominical[3] en la tercera parte de nuestra serie sobre La pestilencia de la primera plaga, con una súplica encarecida (énfasis agregado):
Mientras escribía para nuestra reciente publicación, a menudo pensaba en ti. Como ministerio, apreciamos la dedicación y sinceridad que es evidente en tus predicaciones y publicaciones para llevar a la gente al conocimiento de los temas relevantes de este tiempo. Sin embargo, hay algunos puntos en los que diferimos, y esto es preocupante para nosotros, porque si ambos sinceramente deseamos trabajar con Dios para hacer Su voluntad, ¿cómo es que no somos conducidos en la misma dirección?
Una [diferencia] particularmente desgarradora es con respecto a la Ley Dominical. He abordado este tema directamente, aunque brevemente, en nuestra reciente publicación, y te agradecería mucho si pudieras dedicar unos momentos de tu tiempo a leer la parte relevante en la que se aborda el tema, y ofrecer una respuesta reflexiva.
Aparentemente, dio su respuesta en su sermón en el verdadero Yom Kippur (día del juicio) del 20 de octubre de 2018, donde tristemente, reiteró fuertemente que “¡No necesitamos el Tiempo!”[4] Serán juzgados por sus propias palabras.[5] En realidad, el mensaje no habría necesitado un mensaje de tiempo si la iglesia hubiera sido fiel, pero la infidelidad cambia la aplicación de las profecías, como lo explicamos al principio de La pestilencia de la primera plaga - Parte III. Su respuesta estándar y repetitiva muestra que no sintió la necesidad de contemplar el asunto más a fondo, de considerar los argumentos presentados, que ya abordaban su respuesta como de libro de texto. Esta actitud engreída, de sabelotodo porque Elena de White lo dijo todo, que rechaza el estudio honesto para entender mejor cómo deben entenderse sus palabras, me lleva a cuestionar si su aparente sinceridad no es sólo eso, una apariencia de piedad que niega la humildad y honestidad de esta.[6]
Esta triste revelación nos llevó a entender algo más acerca de la distinción entre las cinco vírgenes prudentes y las cinco vírgenes insensatas. En primer lugar, son vírgenes. Eso significa que son candidatos potenciales para los 144.000, que claramente han aceptado el mensaje adventista. Las insensatas siguen siendo vírgenes, adventistas, pero no aceptaron el mensaje de la lluvia tardía.
¿Pero por qué diez vírgenes? ¿Qué representa el número diez? Su referencia más obvia es a los Diez Mandamientos. ¿Hay cinco mandamientos que son asociados con las prudentes y cinco con las insensatas? Normalmente los dividimos en cuatro y seis, siendo los primeros acerca de honrar nuestra relación con Dios, mientras que los segundos acerca de honrar las relaciones humanas. Sin embargo, hay un mandamiento que requiere de la lluvia tardía para entender completamente su relación con los primeros cuatro.
¿Y cuántos pastores adventistas conservadores han caído, incluso en el nivel superficial obvio, debido a quebrantar el séptimo mandamiento? No son tentados a robar, matar, ni siquiera codiciar las posesiones de otros, sino que deshonran a Dios al romper el pacto matrimonial, del cual su sello es el sábado. El séptimo mandamiento puede contarse legítimamente con los primeros cuatro en relación con las vírgenes. Las vírgenes insensatas, como no recibieron el Espíritu Santo para reconocer la relación de la Ley Dominical con el matrimonio, están representadas solamente por los otros cinco mandamientos que no están directamente conectados con la lluvia tardía.
El aceite en los recipientes de las vírgenes prudentes las ha sustentado en este tiempo de oscuridad, cuando el mundo y la iglesia por igual se están desmoronando ¿Tienes ese aceite? ¿Puedes ver que no hay luz celestial ardiendo en las lámparas de los predicadores de la Ley Dominical?
David Gates mencionó varios marcos de tiempo históricos de advertencia antes del juicio, pero es sorprendente cómo cada período que él señaló (entre otros) sirve como un tipo que ha sido cumplido precisamente en este ministerio— y no en la institución de la Iglesia Adventista.
Noé predicó durante 120 años antes de que llegara el diluvio.
Esto corresponde a los 120 años de vagar por el desierto de la Iglesia Adventista desde el rechazo del Espíritu Santo en 1890 hasta la llegada de la Lluvia Tardía a través del mensaje de Orión en 2010.
Dios le concedió a Israel 490 años antes de ser rechazado como pueblo.
Esto, por supuesto, corresponde al cumplimiento de las literales setenta semanas de angustia de nuestros días.
Jonás advirtió 40 días de antemano de la destrucción inminente (evitada por el arrepentimiento).
Tenemos diferentes períodos de 40 días, incluyendo el que comienza con la sexta trompeta hasta que la hoz de la luna estuvo en la mano de Orión el 11 de julio,[7] como se describe en Los libros están cerrados. Esta vez, al igual que en los días de Jesús, no hubo arrepentimiento para evitar la destrucción.
El mensaje Millerita fue predicado durante 11 años (1833-1844) antes del juicio investigador.
El mensaje de Orión, que comenzó en 2008 con la comprensión de la fórmula de Orión en la visión de Daniel del Hombre sobre el río[8] hasta la Segunda Venida en la primavera de 2019, también abarca 11 años.
Mientras que el Pastor Gates sólo se refirió a estos marcos de tiempo para reiterar que Dios advierte antes de enviar un juicio, la reflexión de esos marcos de tiempo en este movimiento no deja duda, para aquellos que todavía pueden ver, que este ministerio está siguiendo un patrón divino y profético. Además, tenemos cumplimientos adicionales que añadir a estos, como los períodos de 1260 días de Apocalipsis 12, donde la mujer huyó al desierto:
Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días. (Apocalipsis 12:6)
Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. (Apocalipsis 12:14)
Los adventistas normalmente relacionan estos dos versículos con el mismo marco de tiempo entre 538 y 1798, cuando el pueblo de Dios fue perseguido por la iglesia. En su primer sermón (en inglés) de la serie, Arthur Branner explicó muy bien que las diferentes unidades de tiempo utilizadas (días y “tiempos”) sugieren que estas líneas de tiempo se refieren a diferentes períodos de tiempo. Por supuesto, en el mismo sermón, no distingue una tercera unidad de tiempo: “meses”. No sabe nada de los meses de las constelaciones como los hemos descrito, que proporcionan marcadores proféticos asombrosamente precisos de los acontecimientos clave de la guerra comercial durante los cinco meses de la quinta trompeta.[9]
Hay otro detalle que confirma nuestra doble aplicación del tiempo del fin, que Branner desconocía. El versículo 14 menciona el detalle aparentemente redundante de que a la mujer se le dieron dos alas de la gran águila. ¿No tienen todas las águilas dos alas? ¿Por qué especifica el número, en lugar de decir simplemente que se le dieron alas de águila? Esto apunta a la doble aplicación de los tres años y medio de nuestro ministerio, donde nosotros aquí en el desierto (Paraguay escasamente poblado), hemos sido alimentados no sólo por un término, sino por 7 años completos. Desde el momento en que otros comenzaron a vivir aquí en la granja con el hermano John en 2012 hasta 2019 son 7 años, tres años y medio por cada ala del águila. ¡Observen también a qué águila se refiere! Es la “gran águila”, que debe ser una referencia a la que está sobre la puerta norte en los cielos, que lleva en sus garras el gran escudo protector.
Nótese que la interpretación tradicional no es tan adecuada, porque la iglesia de la Edad Media huyó a los bosques de Europa, que nunca fue caracterizada como “desierto” en la profecía bíblica (y tampoco por una duración completa de 1260 años). Pero en la aplicación de los últimos días, es una clara referencia al “desierto” de las escasamente pobladas Américas.
En conclusión, nos entristece ver a estos predicadores adventistas claramente en el papel de las vírgenes insensatas no teniendo aceite para conocer su tiempo, y por lo tanto siendo como los peces atrapados en una mala red.
Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos. (Eclesiastés 9:12)
Se han posicionado para recibir una terrible sorpresa cuando descubran que la puerta que han estado esperando para entrar, ya está cerrada. ¿No concluyó Jesús la parábola con una advertencia para que velaran, porque no sabían el tiempo?
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. (Mateo 25:13)
Si hubieran velado, habrían conocido el tiempo en la Lluvia Tardía, y no habrían sido capturados en la trampa. Entonces la oración en sus labios reflejaría su conocimiento del Señor:
Bendito sea Jehová, Que no nos dio por presa a los dientes de ellos [de los hombres]. Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; Se rompió el lazo, y escapamos nosotros. Nuestro socorro está en el nombre de Jehová [Tiempo], Que hizo el cielo y la tierra. (Salmos 124:6-8)
En vez de eso, cumplen un ejemplo menos encomiable:
Pero mientras ellas iban a comprar [aceite para sus lámparas de la Ley Dominical, esperando que el Esposo venga más tarde], vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. (Mateo 25:10-12)
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:22-23)
Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 13:41-42)
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